miércoles, 5 de septiembre de 2012

Desarrollo interior y éxito económico y laboral ¿Pueden Co-existir?



El siglo XXI es por todos reconocidos como una era de máxima competitividad, productividad y exigencias laborales. Un mundo para muchos dominado por el materialismo e individualismo, en donde en repetidas ocasiones el bienestar económico y éxito laboral se posiciona como máxima prioridad para el ser humano.

En muchos casos nos encontramos con personas cercanas o nos vemos a nosotros mismos en situaciones en que hemos logrado una gran cantidad de objetivos que alguna vez nos planteamos; tenemos nuestra familia o un buen trabajo, buen nivel de conocimientos académicos, en fin a ojos de la sociedad somos personas destacadas y exitosas. Sin embargo algo ocurre en nuestro interior. No nos sentimos completamente plenos y realizados con lo que hacemos y en muchas ocasiones terminamos sintiéndonos con una sensación de vacío o insatisfacción, encontrándonos en que muchas veces pasamos a ser esclavos de esos mismos sueños u objetivos que nos habíamos planteado algún tiempo atrás. Tenemos el trabajo y el puesto que queremos, pero no tenemos en el tiempo necesario para disfrutar de aquel paseo familiar que me gustaría. O quizás siempre quise viajar a tal lugar o hacer una gira por aquel país, cuento con el dinero, pero mi trabajo sólo me da 2 semanas de vacaciones.

Situaciones como estas son muy comunes en nuestras vidas, y poco a poco nos va haciendo sentir como un engranaje más dentro de una gran maquinaria que no sabemos hacia a donde nos conduce, y es peor, que muchas veces ni siquiera nos preocupamos hacia donde nos puede llevar

Sin embargo ya sea por necesidad o por propia inquietud, cada vez son más las  personas que han comenzado a buscar nuevas formas para poder compatibilizar este tan acelerado ritmo de vida, con actividades que les entreguen momentos de mayor tranquilidad y recogimiento.

Es así como día a día el mundo occidental ha comenzado a mirar con mayor frecuencia, interés y credibilidad hacia oriente. Por estos días es evidente el aumento de lo que se conoce como “terapias alternativas” o de escuelas o centros en donde se práctica Yoga o meditación. Gran cantidad de personas buscan una especie de escapatoria a lo que consideran una rutina vacía o simplemente buscan algo que les entregue la sensación de que “Yo soy un ser humano diferenciado y no sólo una maquina productiva que tiene que funcionar mejor que la de al lado”.

Estas horas de relajo y esparcimiento, si bien nos puede generar un grado importante de beneficio, no nos lleva a la solución del problema. Con este tipo de dinámica comienza a generarse un fenómeno de conflicto y disociación. Yo ya no sé quien soy realmente. Si soy aquel individuo trabajador, eficiente y destacado es sus actividades que es reconocido por sus pares y seres queridos, o si soy aquel que busca algún espacio para liberarse aunque sea por una hora del “sistema” y encontrarse consigo mismo haciendo alguna actividad que realmente me guste, me otorgue sensación de libertad y que me entregue el impulso necesario para continuar con mi rutina diaria.  



Frente a esta situación de división cotidiana en estas facetas, en la cual el rendimiento laboral y éxito económico parece contraponerse a la calma, sentimiento de bienestar interno y armonía con nuestro entorno, es precisamente que nos planteamos la siguiente interrogante.

¿Es posible hallar algún punto de encuentro en donde podamos sentirnos exitosos, con abundancia económica y al mismo tiempo sentirnos plenos internamente y en conexión con las demás personas y con la naturaleza. ¿Es posible lograr hacer de cada momento de nuestro día, de cada actividad que realicemos una unidad entre éxito e individualidad, entre bienestar material y espiritual?

Para responder a este cuestionamiento  es que podemos remontarnos a antiguas culturas y tradiciones. En estas el ser humano parecía tener todo lo necesario para vivir con tranquilidad y confort, y a la vez hacer de su trabajo una herramienta de desarrollo y de vía de acceso para comprender las infinitas posibilidades de su individualidad, de acercarse al concepto de un ideal superior e intentar comprender así el porqué de su vida en la tierra.  

Por ejemplo en civilizaciones como la Egipcia, Inca, Maya y otras nunca se planteo que un individuo espiritual debía ser pobre o pasar carencias materiales, o por el contrario, que un individuo afortunado y destacado en su sociedad fuese un ser superficial y sin vida espiritual.

El ser destacado y el tener algún cargo de poder o contar con tierras o bienes, era una oportunidad para guiar al resto. Esto era visto como una señal de mayor nivel de energía en el individuo, por lo cual se le otorgaba labores de liderazgo. Este mismo individuo asumía este rol, aceptando la responsabilidad por dirigir, aconsejar y ayudar al desarrollo del resto de los individuos de su comunidad. Aquí se daba una relación de sinergia entre los participantes de los colectivos, asumiendo la diferencia en los roles de cada individuo, viendo esto como un sistema de cooperación y no de competencia.

Es precisamente esta la visión en que nos podemos centrar para encontrar esta unidad entre poder económico y desarrollo interno. El dinero al igual como lo fueron en otras épocas las tierras y los animales, es en la actualidad un símbolo de nivel energético, de habilidad para crear. Por lo cual no puede ser visto como erróneo el querer optar a tener mayor capacidad adquisitiva, pues eso significa en su raíz inicial que deseamos tener más energía, y con esto atraemos la posibilidad de ayudar al resto de las personas.
Lo que sí es muy importante que debemos entender, es que junto con el dinero viene implícito la responsabilidad de poder guiar y cooperar con quienes tienen un nivel de energía menor. Si nosotros comenzamos a comprender esta ley universal así como otras que nos enseñan a vincularnos con el dinero, sin culpas ni temores, lograremos con seguridad éxito en cualquier negocio o proyecto que desempeñemos.

 Mauricio
 Al igual que tú, un compañero más en este día de colegio que es la vida

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