Hoy me doy cuenta como durante toda mi vida se me ha
estimulado por lograr ser alguien. Como desde pequeño naturalmente se me hacía
la pregunta ¿quién quieres ser cuando seas grande?
Miró hacia atrás y me veo en el esfuerzo, ¿pero el esfuerzo
para qué?
Claro llega la etapa escolar y la mayoría de las personas se
preocupa en cómo rinde el niño. ¿Cómo están sus calificaciones? ¿Cómo es su
rendimiento en los deportes o en las artes? O ¿Cuáles talentos tiene que lo
diferencian del resto?
Todo lo que rodea a ese pequeño e inocente niño le estimula
a buscar su diferenciación, a ser mejor, porque o si no….o si no la vida se le
volverá muy difícil….que gracioso….. la vida se le volverá muy difícil.
Claro ser mejor, pero ¿ser mejor que quien? ¿Comparándose
con quien o quienes?
Y el asunto continúa y cada vez se vuelve peor, pues llega
la secundaria y las responsabilidades y las exigencias siguen creciendo, pues
ya no eres un niño y tienes que empezar a comportarte como tal….Vuelvo a
recordar cuantas veces escuché esto….sin mala intención cuantas veces se me
dijo y cuantas veces lo he escuchado decir a otros pequeños, pero ¿qué
implicancia tiene esto? Revisemos nuestras palabras…Ya no eres un niño
Y bueno para continuar en lo que todos conocen, el joven ya
profundamente formado, condicionado y deprimido en su potencial entra al mundo
adulto.
Recuerdo a una amiga que recientemente conocí en mi paso por
Bolivia. Ella cumplía los 18 años, pero su día de cumpleaños no era motivo de
felicidad, claro ya se transformaba en una mujer “adulta” y en su interior
sabía que eso le significaría una serie de situaciones, normas de conductas y
disposición frente a la sociedad que la alejaría cada vez más de su verdadero
ser. Ella conscientemente no sabía el por qué estaba triste o no lo lograba
entender, pero es sus ojos se podía percibir como su almita se resistía con
todas sus fuerzas a entrar en ese mundo de “gente adulta”.
Llega el mundo del trabajo o de los estudios superiores, de
formar una familia o de “hacer algo por la vida” me rio y vuelvo a recordar…. ¿cuántas
veces he escuchado o dicho esta frase? Reflexiono…”hacer algo por la vida”
Y claro es eso justamente en lo que he permitido que se
transforme mi vida por muchos años, en un “hacedor” en lograr “algo” no sé qué,
pero lograr “algo”. Podía ser lograr una profesión, lograr tener una buena
mujer a mi lado y formar una familia, lograr tener más dinero o lograr ser más
exitoso,
lograr saber más, incluso lograr ayudar a más personas o lograr ser una mejor persona o una persona más espiritual.
Miro hacia atrás y veo la palabra lograr y hacer en toda mi
vida, miro hacia atrás y me preguntó esa actitud ¿a dónde me ha llevado?
Claro me ha permitido obtener algunas cosas y éxitos según
el mundo social, pero ¿y qué? ¿A dónde esa actitud me puede conducir? Observo a
las personas de más edad y veo que el asunto no cambia. Aún siguen corriendo y
persiguiendo alguna meta, aún siguen intentando lograr algo o hacer algo.
También están lo que ya no intentan, pero no es porque
sientan que lo han logrado y descansen, no, más bien es porque sus fuerzas ya
se agotaron y no quieren seguir luchando. Ellos se puede pensar que están
descansando, tranquilos, pero en el fondo, en su mirar no está la plenitud, la
dicha, la relajación, sino por el contrario, la frustración oculta. No
perceptible para todos, pero evidente para el que mira con un poco más de
agudeza, la frustración de pensar que no lo han conseguido.
Y entonces, ¿qué puede ocurrir con nosotros frente a esta
situación? ¿Cómo podemos salir de este círculo que nos atrapa generación tras
generación?
Simplemente ser….
Comencemos a intentar cambiar
nuestra atención desde el hacer al ser
Observemos nuestro día a día e
identifiquemos en que momentos yo simplemente puedo ser
Sin preocuparme de ¿por qué? O
¿para qué?, sino simplemente ser
Quizás sea cantar una canción o
danzar al regresar a casa después del trabajo, pero simplemente ser
Quizás puedo tener la dicha de que
en lo que hago como parte de mi
rutina también soy, pero aquí debo estar muy atento porque el autoengaño es muy
fácil y la mente es muy tramposa.
Una pista puede ser:
Si cuando tú haces eres
completamente total en ello, como si nada importará más en el mundo de lo que
ocurre en ese instante, si tu energía se vuelve completa en ello, y si la
felicidad y dicha te embriagan sólo por el simple hecho de estar ahí, entonces
celebra…entonces da gracias a la vida porque te ha dado un regalo enorme, te ha
dado la posibilidad de que en tu día a día, puedas simplemente ser
Y para mí lo más importante…
No olvidemos a nuestros pequeños. Intentemos estar mucho más
conscientes y atentos, sólo observar qué es lo que estamos estimulando si ¿a
Ser o a Hacer?
Un gran abrazo para cada una (o)
Mauricio.
Al igual que tú…un compañero más en este día de colegio
que es la vida.